El conflicto con la pila de agua
La actual Plaza Sucre de Valencia, la que alguna vez llevó por nombre plaza del Convento precisamente por estar frente al Convento de San Francisco siempre se caracterizó por ser decorada con hermosos árboles y aunque era pequeña en comparación con la Plaza Mayor (Plaza Bolívar) siempre tuvo una peculiar belleza y armonía.
En el año de 1825, la plaza contaba
con un surtidor de agua para el consumo público, el agua que surtía por medio
de “enconductado de mampostería” (González Guinan, 1981, pg.148) no surtía solamente
a esta pila, también al Convento de las Carmelitas descalzas y Colegio de
educandas (hoy día Capitolio de Valencia) y el Hospital de Caridad (hoy día
casa de la Estrella) y procedía de un pequeño manantial que brotaba en un lugar
conocido como el “Monte de la Acequia”.
Dibujo referencial, representando una posible ubicación de la pila de agua en la plaza del Convento |
Sin embargo, el Presbítero Dr. Juan Antonio Hernández de Monagas Capellán y fundador del Beaterio o Convento de Carmelitas y Colegio de educandas, manifiesta cierta molestia con el tema del agua en una carta fechada del 13 de junio de 1825 y dirigida al Ilustre Ayuntamiento expresa la penosa situación del Convento que estaba siendo afectado con el tema del agua:
<< A
pesar de las instancias y súplicas que hizo al Ylustre Ayuntamiento el año
pasado para que dejase el conducto de agua de pila, que pertenece al colegio,
cubierto como lo estaba antes con anuencia del mismo Ayuntamiento, no tuvo a
condescender con sus suplicas y dispuso quedara al descubierto, expuesto a las
inmundicias y a que los muchachos le taparan cuando quisieran: cuyas
consideraciones se habían tenido antes, para disponer estuviese a cubierto
>> (Colombet, 1967, pg.11)
El padre Hernández de Monagas también
expone algo que temía que pasara, desde hace tiempo no llega ni una gota de
agua al colegio y cuando llega a la pila es agua sucia, suplica que vuelvan a
poner el conducto como estaba anteriormente, ya que en la nueva instalación por
descuido de uno de los trabajadores, el conducto que va al colegio quedó más
alto que el otro y como consecuencia cuando escasea el agua en tiempos de
sequía, no llega absolutamente nada, también manifiesta que el agua de la pila
en la plaza del Convento no es aprovechada por los ciudadanos:
<<
Resulta que el público no usa este chorro de agua, que se está perdiendo
lastimosamente, con perjuicio de un establecimiento a quien por derecho
corresponde, y que debe merecer la atención y protección de VS. >>
(Colombet, 1968, pg.12)
El dieciséis de junio de 1825, es
decir, tres días después el Ayuntamiento dictó la siguiente resolución:
<< En
cuanto a lo principal se le accede al representante tape el agua que va al
colegio de educandas, y en cuanto a lo otro sí, no ha lugar, en atención a que
esta Municipalidad cree, que en los veranos venideros, será el agua más
abundantes que en los pasados, a causa de estar incorporando a la Caja
principal de la Callería una variante que antes no lo estaba>> (Colombet,
1967, pg.13)
Había pasado dos años y la situación
por la falta de agua llegó a ser crítica, mucho peor que la penuria de 1825,
entonces el padre Hernández de Monagas formuló unas propuestas al Concejo
Municipal para evitar que el Convento y el colegio siguieran con tal precaria
situación.
Propone instalar “Cañerías de modo que la mitad del agua fuera para el colegio y la otra
mitad para el público, que saldría por un conducto a la calle, con altura
suficiente, previniendo un pequeño tanque que sería colocado en el patio
principal del Convento” (Colombet, 1967, pg.13)
Además de proponer instalar dos
conductos a nivel para repartir el agua por igual sin perjudicar el uno con el
otro, alega que es necesario reprender y castigar a las personas que abran y
dañen las cañerías, manifiesta que todos estos gastos correría por parte de la
institución que el Presbítero manejaba, es decir el Ayuntamiento no iba a
correr con ningún gasto.
Este asunto pasa del Concejo a
consideración del Síndico Procurador Municipal y después de días se presenta el
informe con la solicitud del Presbítero Doctor Juan Antonio Monagas exponiendo
que la pila de agua “no contribuye a
ornato público” al contrario, su calle se mantiene embarrialada, y como
esta agua no es para consumo humano sino para las bestias no afecta al reducido
público la nueva propuesta de establecer la pila en otro lugar, mucho más al
centro de la ciudad.
Después de seis días el Concejo
soluciona: “Ofreciendo trasladar el agua
de la pila que se halla en la plazuela del extinguido Convento de San Francisco
de esta ciudad a la parte de la calle que nombran el Sol… y el derecho del
rango de agua que corresponde al Hospital de Caridad quede en su fuerza para
que en caso de necesitarla en otra oportunidad la pueda llevar sin oposición” (Colombet,
1967, pg.13)
Con el traslado de la pila de agua a
la calle del Sol se dio por terminado este asunto que tanto le preocupó durante
años al Presbítero Hernández Monagas, la nueva ubicación de la pila de agua años
más tarde la recordará el doctor Francisco González Guinan de la siguiente manera:
“Los que
nacimos a mediados del siglo diez y nueve como otros que nacieron en el siglo
anterior conocimos al hospital la Caridad, con agua abundante; los mismo que al
Convento o Beaterio que, no solo hacia su uso del agua salobre para sus
menesteres de casa, sino que colocó sobre una pared que da a la calle del Sol,
una pila pública”. (González
Guinan, 1981, pg.148).
Referencias Bibliográficas
Colombet,
Miguel. “Carabobo, histórico y
pintoresco” Valencia 1967.
Macpherson,
Telasco.”Vocabulario histórico,
geográfico y bibliográfico del estado Carabobo” Edición de la Secretaria de
Educación y Cultura. Valencia 1975.
González
Guinan, Francisco. “Tradiciones de mi
Pueblo” Ediciones del Ejecutivo del estado Carabobo. Valencia 1981.
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Genial, gracias por escribir y compartir.
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