La biblioteca de Francisco de Miranda
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FRANCISCO DE MIRANDA EN LA CARRACA - obra del pintor valenciano ARTURO MICHELENA |
¿Sabías que la biblioteca de Francisco de Miranda ocupaba dos salas de su casa en Londres?
Y es que
durante su vida fue un gran lector y apasionado por los libros, tanto así
que a lo largo de su vida organizó un
archivo y una biblioteca que lo acompañó siempre a cualquier lugar al que
viajara.
Cuando Miranda
tenía 35 años hace su sueño realidad: el proyecto de viajar por el mundo al que
le pone el nombre de “El gran libro del
universo” durante cuatro años recorre “Europa, Holanda, Grecia, Asia menor,
imperio turco y Constantinopla”. Al llegar a cada ciudad visitaba las
universidades, escuelas y bibliotecas, obtenía libros en cada poblado o ciudad algunos
quedándose con él y otros los enviaba a Londres.
Estando en Madrid envía a Londres 153 obras y 374
volúmenes, libros que nos hace definir sobre sus gustos en plena juventud, desde Cronstand (Kronstadt) envía
44 obras, luego 29 obras desde Hamburgo, 27 desde Ámsterdam, 47 desde La Haya,
61 desde Ginebra y 40 desde Marsella.
El equipaje
de Miranda siempre estaba lleno de centenares de libros, tal cual como se
documenta el 15 de diciembre de 1784 cuando viaja desde Inglaterra a Estados
Unidos, además de su biblioteca también lleva su flauta - la que amaba tocar – su archivo, diario personal y cartas de
presentación que le abría puertas ante sociedades aristócratas, durante la travesía, además de escribir todo lo que ve, elige leer
las obras del filósofo ingles Hume.
Se sentía orgulloso
de su biblioteca, en ella se encontraban clásicos griegos, latinos, italianos,
franceses, ingleses, alemanes, portugueses y españoles, en fin, todas las ramas
del saber humano de la época: teoría militar, política, historia, pintura,
música, escultura, arquitectura, filosofía, entre otras.
Los catálogos
de venta señalan que la biblioteca estaba formada por 2.613 obras y 5.890
volúmenes, en su testamento declara seis mil volúmenes de los cuales cuarenta y
nueve clásicos griegos y latinos organizados en 126 volúmenes y con notas
manuscritas por el propio Miranda son donados a la universidad de Caracas “en señal de agradecimiento y respeto por
los sabios principios de literatura y de moral cristiana con que alimentaron mi
juventud”. Estos últimos no están incluidos dentro del listado de los
catálogos.
Su monumental
biblioteca fue tan impresionante como los 63 tomos que conformaban su archivo
llamado Colombeia, el cual organizó y encuadernó meticulosamente antes de
viajar a Venezuela en 1810, se trata de un registro detallado de su trayectoria
privada y pública desde que abandona Venezuela hasta que es tomado como
prisionero en 1812, este archivo estuvo perdido por 114 años, gracias a la
investigación de Pérez Parra fue localizado en un castillo en Inglaterra, fue
recuperado por el gobierno de Juan Vicente Gómez en 1926 y desde el año 2007 el
archivo de Miranda fue incorporado por la Unesco en el registro mundial de la
Memoria del Mundo.
Sin duda, su
archivo y su biblioteca habla por sí sola de su formación intelectual, su mentalidad
y su cultura general “haciéndose carne de su espíritu”, la afición por
los libros lo acompañó en todas sus aventuras, desdichas y hasta el último día
de su vida.
Referencias
bibliográficas:
González,
Asdrúbal. “Revista nacional de cultura” tomo I. Caracas 2011
Quintero,
Ines. “ el hijo de la panadera”. Editorial alfa. Caracas 2014.
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