Las bibliotecas de Simón Bolívar
Durante su vida, Simón Bolívar fue dueño de varias bibliotecas, se sabe que en los combates cargaba con cajones llenos de libros.
Según Daniel O´leary, Bolívar leía mucho y en
las campañas militares prefería libros de historia, estando en Cúcuta en 1820
reseña que el dormitorio de Bolívar era su escritorio, por las mañanas se
levantaba a las seis a leer hasta las nueve y en las tardes, después de
ejecutar su trabajo como estadista, leía hasta las cinco, en las noches leía
desde las nueve hasta las once y cuando dictaba una carta a sus edecanes
también leía un libro, siendo sus favoritos Montesquieu y Rousseau.
Otro testimonio
de su pasión por la lectura es Perú de Lacroix que además afirmó verlo en su hamaca
leer La Odisea y la Historia de Colombia de Restrepo, también el general Miller
dijo: “su mente y su persona son de una actividad maravillosa; cuando no está
en movimiento, está siempre leyendo”.
Con su
maestro Simón Rodríguez entra en el mundo de las ideas filosóficas que luego le
servirían de apoyo en su vida política. Después de 1810 y empapado de la
política actual, trata de mantenerse al tanto leyendo periódicos y folletos.
“Los
comentarios de Julio Cesar” será la lectura predilecta cuando se encuentra de
campamento en campamento en tiempos de independencia. En 1816 el jefe realista
Francisco Tomas Morales se apodera de sus cajones con libros. En 1820 Bolívar
pide al general Santander desde el Rosario: “Mándeme con Ramón mis papeles y
mis libros, porque todo se necesita para estos negocios diplomáticos”, también
pide en ese año que le envíen el libro “Los Incas del Perú”.
Todo indica
que la fama de su pasión por la lectura la supo su rival el general español Pablo
Morillo al obsequiarle una obra de Voltaire después de la famosa entrevista que
ambos llevaron en Santa Ana.
En 1826 el
cónsul británico Carlos Ricketts impresionado escribe lo siguiente: “he
encontrado a Bolívar mucho más culto de lo que me había imaginado. Sus conocimientos
literarios son muy extensos y se refiere con facilidad a los principales
pasajes de los mejores autores. Sabe mucho de historia”.
Sobre su
formación, el propio Bolívar le escribiría a Santander en una carta fechada en
mayo de 1825, defendiéndose de los comentarios de Mr. De Mollien que lo acusaba
de ignorante y mal educado, dejando claro sobre su instrucción y educación:
“Ciertamente que no aprendí ni la filosofía de
Aristóteles ni los códigos del crimen y del error, pero puede ser que Mr. De
Mollien no haya estudiado tanto como yo Locke, Condillac, Bufon, D´Alembert,
Helvetius, Montesquieu, Rousseau, Voltaire (…) y todos los clásicos de la
antigüedad, así filósofos, historiadores, oradores y poetas: y todos los
clásicos modernos de España, Italia, Francia y gran parte de los ingleses. Todo
esto lo digo muy confidencialmente a UD. para que no crea que su presidente ha
recibido tan mala educación como dice Mr. De Mollien: aunque, por otra parte,
yo no sé nada, no he dejado, sin embargo, de ser educado como un niño de
distinción que puede ser en América bajo el poder español”.
Hasta en su
lecho de muerte piensa en sus libros y lo conseguimos en su testamento al tener un último gesto hacia
la educación, cuando dona de su colección dos obras de
Montesquieu y Rousseau a la Universidad de Caracas, estas obras pertenecieron
en un pasado a la biblioteca de Napoleón Bonaparte y fue obsequios del general
Wilson a Bolívar.
Queda muy
claro que para Simón Bolívar era fundamental la instrucción a través de los
libros y esto lo deja documentado por medio de pensamientos y aportes en numerosas cartas.
“Por la ignorancia
nos han dominado más que por la fuerza. La educación es el fundamento verdadero
de la felicidad. Siempre verás al ignorante y necio darse humos de talentoso y
vivo». Bolívar.
Referencias Bibliográficas:
Edgardo Malaspina, “La Biblioteca de tres grandes
héroes” Revista Nacional de Cultura. Tomo I, Caracas, 2011.
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